Dulce amado, te fuiste, como la
pólvora hacia el fuego, caminaste
mas allá de las montañas, donde
los ríos son plata, y las nubes
de orozuz.
no llegaste, no recuerdo
tus pasos, ni tus dulces agasajos
bajastes hasta el olvido, a la
grita del agua azul.
centello en este día gris, el
alrededor que has dejado, los
vacíos son fructíferas haciendas
donde el terreno, se ara así mismo
reinos del pecado, marcan en el
cuerpo la silenciosa armadura de
verdes ramas, de rojos lirios,
de agua amarga.
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