lunes, 31 de diciembre de 2012

La Causa de las Estaciones.



Recorrí mi mundo, y este es basto, de muchos utensilios, artilugios místicos, negros, vagos…he sufrido la maldición de la flor dorada y probé la risa de los dioses, pero ellos me engañaron, me fundí en un sueño eterno, y baje al campo de los lirios marchitos los días grises que centellaron este tiempo me han dolido, calcinaron una aria profunda de elegantes colores – de elegantes colores.

Pero ante la pena inmunda, muda, ilusa, musa, raza, ruta, usa, dunas, cardo…llegue al final de las doce etapas, cargue el peso apresado por mis cabellos de dama vieja, inmortalizado en el espejo amarillento de mis “amados” pasados o ¿pasados amores? que en la noche fría me amaron, para luego verme enfermo diciéndome que muriera bajo el sol odioso de ese mes que no recuerdo, pero hiede a flor, sabe a flor, brisa a flor, tierra lila.

M. te cuento, bajo esta corrida fecha final mis diarios en 4 tiempos, bajo la creación de las estaciones perceptibles, fría, roja, lluviosa, sencilla:

Primavera Celular

Cante a los dioses de los valles santos, pidiendo albergue de mis manos usadas, de este ir y de venir como ermitaño perdido, como el zorro sin madriguera donde matar, jugué, dance, luche, a mi ellos que conocí, ame al sueño mágico, al pronto caer mis células se juntaron terminando en un cuerpo yacido en hilos tejidos y agua salada.

Verano Sin Fin:

Llegue a mis estudios, pero después de retirado por un padre sin comiso y educación, deje las letras y el cerebro grisáceo, dedicándome a las agujas ensartadas a la piel, a los hilos infinitos y al metal cortante, para luego viajar y soñar con mi amado, con mis amados, con mi Edgardo y mi sobrevivir por un hecho que no se cual es, pero sobreviviendo a ese doloroso ¿Qué? que alimento mi no irme al otro lado con ella.

Otoño Efímero:

Conocí a * diego *, lo ame desde el comienzo, ame sus hojas de arce y dormí bajo su pecho soñado, salte y caí, salte y caí tan mal. Lo reconocí desde la primera letra, me dolió ser yo, jamás imagine que un saberse total duele y arde más que una quemadura artificial. Nadie mas sufrió solo el servidor de letras, que negué y deje de lado hasta el final de las canciones de…………..

Volví a * Shadow * siempre lo supe, siempre lo he sabido el me ha hecho dormir solo, me enfrío el corazón y nade al lago de las cenizas de papel. Me ame, lo ame, lo odie, odie, zurcí el cuero y quede con mis manos atadas, por este enamoramiento asistido.

Ellos se han ido y quede solo, como tantos siglos que he estado, soñé y soñé (mi palabra especial), pudiendo no hacerlo, lo hice y derrame mis lagrimas por este dolor que surcaron mi alma, y mi mente irreal. Los ame y deje de escribir por el hecho de que amar es más fuerte que una herida escrita.

** conocí a un el, aun no se que es, solo un tal del que no he pensado que, o ¿Qué? **

Invierno Boreal:

Al finalizar mi otoño, volví a mi estado único, los fríos terminaron el otoño y lo que trajo consigo, ahora donde estoy ahora, en este instante de momento, llegue y vi mi vida, llore por un valle de lagrimas, por que mi amada murió hoy y desde año lo hizo y jamás la conocí, la leí y morí emocional por ella, fue la única quien me amo, solo ella por que dime –tu- aparte del que no conocí ¿quien mas suspira por mis halagos jamás dichos?

Pero aun así, herido, hundido con la dama de hierro, vencí * la no morte * para escribir mi realización de año. ¿Mi que?, tu ¿yo? mi dulce amor ya que te he visto y trate enamorarme de un sueño melancólico he decidido dejarte ir, que me dejes ir.

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Acepto mis destinos espinados y me voy a gozar de este fin de año.

Miguel Polo Pizarnik

jueves, 27 de diciembre de 2012

Dobleces.



Mi callosa realidad, que abreviaste
la sutileza de los que aman la crítica
salada. el silencio daña como las aguas
a las rosas de coral verde.

la madre tierra, abandona la señal de los
humos, solo queda “señor sostenme”
pedazos caídos, bajo un piso sucio
de lamentos a oscuras.

no lloremos, cantemos al furor de los tambores
el hombre, que arribo, deterioro las tierras
puras, y la vista ensucio un rostro pálido

- me han acabado, la mala educación de un alguien
que no conocí, siempre se pregunta el ermitaño oscuro.

pero, el espejo amarillento alguna vez pregunta:

querido Edgardo, ¿acaso tus palabras no han matado?
¿no han ensuciado una moral virgen?

por que te lamentas, por la sinceridad, que al final
te dijeron, ¿sin gracia y apoyo?

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y así, el mundo paro, el agua retrocedió y al final
de las cuentas, los idiotas que cayeron en mis palabras
son cardo, son abrojo, son muñecos de papel.

sábado, 8 de diciembre de 2012

Palabras Que Matan.

(Enfermedad del Unicornio Azul)


Me inventan un nombre que no
existió, una idea absurda del irse
y del no regresar; tú y ellos me
han tirado a la tierra mojada
por aquellos textos besados
por el tiempo amarillo que
entona mi muerte.

Yo, M. moriré pero no sobre
su papel insulso, lo haré bajo
mi nombre, bajo mi interesante
enfermedad a la que nadie
nació para serla vivida.

El ser humano, con su mente tan diestra y llena de pesados egos, te enreda con su habladuría
hedionda y poca azulada; te imaginas querido mío, aquellos que han inventado las palabras que matan, con solo escucharlas tu vida eclosiona, el tiempo que ha pasado lento se irá aun más lento, en un sin fin de agonizantes olores el aire se espesa y el querer existir se aferra a tu piel y tu espacio en el tiempo como una costra bajo las rocas de mar.
Estas palabras como:

·        Paraparesia espástica tropical



·        Síndrome de enclaustramiento

·        El trastorno límite de la personalidad

¿Que pensarías si te nombraran tan infame nombre, en tan infame silencio, como el color de las habitaciones en forma retorcida, con olor a nafta e infecciosa limpieza?; el cerebro no omite tal queja y solo lleva impulsos nerviosos hasta tu sistema ejecutivo, pues lo único que conoce a la perfección es la palabra “MORIRAS”  y no hay remedio algunos para evitarlo.  La insipidez y lo incoloro de tan retorcido nombre hace más que apuñalarte hasta tu último existir, no bailas, no cantas, no sueñas; pero sueñas con la herida que se abrió y no se cierra, de resto no sueñas, no eres, no existes, no eres tu, ¿entonces, que eres?

¿Cómo puede el ser humano que ha sido ligado a una “perfección” no suministrada crear tan detonante eufemismo?, quizás, si la muerte cambiara de nombre, por uno simple, puro y ridículo por el color en que se encastra la muerte.  La palabra que mata” seria suave y apaciguada de forma tan leve que nadie sentiría pena ni el dolor abriría las puertas de tus ojos.

 - Sufro la enfermedad del unicornio azul, un soplo en el cerebro que produce un infarto en el mismo matando así una parte de él.

 - Sufro el síndrome de las caritas emotivas, mi personalidad es desordenada y no tiene un estado móvil para manejar según la situación.

Esto, simple y sencillo, quita dureza, y sin sentido alguno te burlas de quien te espera cada 12 de la noche bajo el costado de tu cama; quien muere si no has muerto, puesto que nadie te ha sentenciado a cargar tan inquieto nombre al que no conociste, al que no viste, a quien existió pero ni idea de cómo sucumbió.

Sí, me voy y el barco ajeno ya no lo es más, me hundo bajo una enfermedad acabadora y lúgubre, justa de lo que pasa, adornada con fantasías azucaradas, prefiero decir he muerto, moriré; he muerto bajo el síndrome del unicornio azul y no de la palabra nacida para matar.